La filtración de los impuestos de Trump, tendrá efectos a largo plazo en el combate a la desigualdad

 

Impuestos Trump y su efecto en la desigualdad

El pasado 27 de septiembre, el New YorkTimes publicó un artículo en donde filtra y analiza las declaraciones de impuesto sobre la renta del presidente de Estados Unidos Donald Trump en los últimos diez y ocho años, en donde resalta que el presidente no pago impuesto sobre la renta federal en 11 de ellos, además de recibir una devolución de impuestos de 72 millones de dólares. Lo que además de afectar directamente a su campaña presidencial, ha causado una obvia indignación entre los ciudadanos estadounidenses, indignación que debería convertirse en el inicio de la aplicación de medidas para combatir la desigualdad económica y social en Estados Unidos de forma definitiva.

La filtración del New York Times, nos proporciona el mejor ejemplo de desigualdad económica, ya que en estos momentos hayamos leído o no el artículo sobre los impuestos de Trump, la noticia de que el presidente de Estados Unidos pagó 750 dólares de impuesto sobre la renta en 2016 el año que ganó la presidencia le ha dado la vuelta al mundo, hecho que contrasta con la realidad de sus gobernados, ya que según cifras del mismo IRS, el ciudadano estadounidense promedio paga 15 mil dólares al año en impuesto sobre la renta federal.

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¿Qué dice el artículo del New York Times sobre los impuestos que ha pagado Trump?

Si bien el artículo es bastante extenso y complicado, de él podemos resaltar los siguientes detalles:

  • Trump pago solamente $750 dólares en 2016 y en 2017
  • No pagó impuestos en 11 de los 18 años analizados en el artículo
  • Logró reducir la cantidad de impuestos a pagar, reportando grandes pérdidas en algunos de sus negocios
  • Pagó 95 millones en impuestos como resultado de sus utilidades, en el programa de televisión The Apprentice, pero logró una devolución de impuestos de 72.9 millones, la cual sigue bajo revisión por el IRS
  • Ha deducido 26 millones a través de consultores sin identificar, de los cuales $747,622, coinciden exactamente con la declaración pública de su hija Ivanka Trump, la cual realizó al unirse a la casa blanca en 2017
  • En 1995 declaró pérdidas por 915 millones de dólares, lo que le permitió legalmente evadir el pago de impuestos federales por casi dos décadas
  • Trump Corporation su empresa de servicios de bienes raíces, ha declarado pérdidas que suman 134 millones de dólares desde el año 2000
  • Sus acreedores y bancos le han perdonado 287 millones en deudas desde el 2010
  • Debe 300 millones en préstamos, pagaderos en los próximos cuatro años
  • Debido a que se negó a desinvertir en sus empresas, sus propiedades se han convertido en un foco de atracción de inversiones, que solo en 2017 sumaron 5 millones de dólares provenientes de cabilderos, funcionarios extranjeros y demás particulares que buscan acceso al presidente

El problema está en las mismas leyes

En el mismo artículo del New York Times, se indica que el presidente Trump no violó ninguna ley de su país para conseguir pagar esas cantidades exageradamente pequeñas de impuestos, más bien Trump y sus asesores en impuestos se valieron de un intrincado sistema de vacíos legales, y deducciones contempladas en las mismas leyes, las cuales aplican para quienes realizan inversiones en bienes raíces y en mercados financieros, lo cual es a todas luces injusto, pero no ilegal.

Ya que la diferencia radica en el origen de los ingresos, pues las leyes de Estados Unidos como las de la mayoría de los países, tratan diferente en materia fiscal a las personas y empresas en relación a cómo obtuvieron sus ingresos, dando prioridad a los inversionistas de mercados financieros, con el objetivo de atraer capitales a sus economías, mientras que las empresas tienen la posibilidad de deducir la mayoría de sus gastos e inversiones, quedando los trabajadores en desventaja al tener limitadas las deducciones para el cálculo de sus impuestos a pagar, lo que provoca que el trabajo sea gravado con mucha mayor severidad que las inversiones y la operación de las empresas.

De esta manera debido a la naturaleza de las leyes fiscales de la mayoría de los países del mundo, la brecha de desigualdad se incrementa cada vez más, ya que al gravar con tasas mucho más altas al trabajo sobre las inversiones, se genera el efecto que hace que los ricos se vuelvan más ricos, mientras que los trabajadores ven limitado su ingreso al tener que pagar tasas de impuestos, que en términos reales resultan ser mucho más altas que las de las personas más ricas, o que las empresas con recursos para contratar asesores fiscales, lo que explica las ridículas cantidades que paga Donald Trump, o la anécdota que suele contar Warren Buffet unos de los hombres más ricos del mundo, quien continuamente hace notar que el paga menos impuestos que su secretaria

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Se supone que los impuestos son la principal herramienta para redistribuir la riqueza

El título de este post indica que la filtración de las declaraciones de impuestos de Donald Trump, deben generar un efecto a largo plazo en el combate a la desigualdad económica y social, y esto es porque el presidente del país más rico del mundo es el ejemplo perfecto para hacer notar, el verdadero problema que es la manera en que las leyes fiscales de la mayoría de los países del mundo fueron creadas, ya que estas son las que provocan que este tipo de cosas sucedan de forma mucho más común de lo que quisiéramos, al grado que la revelación del New York Times es más la confirmación de algo que ya sospechábamos.

Algunos autores se refieren a los impuestos como al costo de la civilización, ósea es lo que los ciudadanos debemos pagar para poder tener un estado, que nos provea de infraestructura y servicios públicos que faciliten nuestras vidas. Y es por esta razón que los ciudadanos aceptamos que el estado nos quite una parte de nuestro ingreso, ya que se entiende que existe un pacto social, en el cual el estado a cambio del pago de nuestros impuestos nos devuelve servicios públicos que pagarlos por nuestra cuenta resultarían incosteables para la mayoría de los ciudadanos, como sucede en Estados Unidos con los servicios médicos.

Y en los países desarrollados además de lo anterior, los gobiernos proveen un estado de bienestar cuyo propósito es garantizar un estándar mínimo de vida, y de esta manera reducir la desigualdad en sus territorios, pero ejemplos como los del presidente Trump exponen la manera como los más ricos prácticamente no pagan impuestos, o por lo menos, no se cumple con el principio de proporcionalidad que se supone buscan las leyes fiscales de todos los países, y por lo tanto al no existir la proporcionalidad en el pago de impuestos, la redistribución de la riqueza mediante los impuestos es en la práctica más un mito que una realidad. 

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El efecto Trump puede comenzar a borrar la aversión al socialismo en Estados Unidos

A estas alturas del partido, ya nos queda más que claro lo polarizador que es el personaje de Donald Trump en la sociedad estadounidense, sobre todo los efectos de sus acciones y declaraciones tanto con sus seguidores como con sus opositores, al grado que su postura divisora y de polarización, de cierta manera le da validez a los argumentos de la izquierda de Estados unidos, sobre todo la de aquellos que defienden propuestas socialistas, los cuales eran solo una minoría antes de la irrupción de Trump en la política estadounidense, y sus propuestas eran vistas sólo como disparates por una sociedad norteamericana que tiene una histórica aversión al socialismo.

Todos los países tienen mitos fundamentales y posturas que debido a la narrativa que han creado sus gobiernos a lo largo de su historia, hacen que queden marcadas en el subconsciente de sus ciudadanos, en México tenemos el tema de la soberanía petrolera, y en Estados Unidos tienen la marcada aversión al comunismo, a todo lo que se le parezca, y a lo que la narrativa oficial le ha dicho a sus ciudadanos que es el comunismo y el socialismo, por este motivo programas como Obama Care que buscaba proporcionar accesos médicos a la mayoría de sus ciudadanos, fuera rechazado por una parte importante de su población al considerarlo como una política socialista.

Cabe aclarar que con socialismo me refiero al modelo económico de Escandinavia y no al de Venezuela, y el incremento sin precedentes de la desigualdad en Estados Unidos, ha provocado que cada día resuenen con mayor intensidad las propuestas económicas provenientes de Europa, en donde prácticamente la mayoría de los países han creado estados de bienestar financiados con impuestos, leyes laborales más favorables para los trabajadores, entre otras políticas económicas y sociales, las cuales con más frecuencia se pide se implementen en Estados Unidos, donde los sistemas de bienestar son muy limitados tanto en cobertura como en servicios proporcionados, en comparación con los europeos.

Y es aquí donde la exposición de la declaración de impuestos del presidente de Estados Unidos, le da validez a las posturas de izquierda sobre todo en materia de acceso a servicios médicos generalizados y a la creación de impuestos para financiarlo, ya que el presidente Trump exhibe como los más ricos de su país literalmente no pagan impuestos respaldados por sus propias leyes, al mismo tiempo en que el ciudadano promedio quien paga muchos más impuestos, puede quedar en bancarrota al intentar costear tratamientos médicos para si mismos o para un familiar.

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Un impuesto a la riqueza está en el horizonte

Actualmente existen varias propuestas para la creación de un impuesto a la riqueza, entre ellas sobresale la de la senadora demócrata y ex precandidata a la presidencia de Estados Unidos Elizabeth Warren, quien dentro de sus propuestas de campaña impulsó la creación de un impuesto a la riqueza, en el cual quienes acumulen riquezas entre 50 y mil millones de dólares pagarían el 2% anual sobre sus activos totales y quienes acumulen riquezas superiores a los mil millones de dólares pagarán un 6% anual sobre el total de sus bienes.

Si bien esta es apenas una propuesta, impulsada y respaldada por una parte del partido demócrata, la filtración de las declaraciones de impuestos del presidente, hacen más evidente y más fácil de comprender para los ciudadanos promedio, el por qué se necesita un impuesto como este, ya que a diferencia del resto de los impuestos, este impuesto propuesto no estaría expuesto a deducciones o a estrategias fiscales, ya que se basa en el total de activos que posee una persona, ósea sus ahorros, sus inversiones, sus propiedades y demás bienes, la suma de los cuales seria la base sobre la que se calculará el impuesto a la riqueza.

Aunque muy probablemente de aprobarse esta propuesto se reducirá drásticamente la tasa a pagar, pues 2% y 6% anuales podrían resultar tasas muy elevadas, e incluso se encuentran cerca de ser un desincentivo para la generación de riqueza, lo que podría provocar que los ciudadanos más ricos de Estados Unidos vendan sus bienes en su país y adquieran otros en países más amigables con su capital. lo que generaría efectos opuestos a los buscados por el impuesto a la riqueza. Por lo que un tema sobre cuál será la tasa de este impuesto, no debe terminar siendo el obstáculo que evite su aprobación.

Además, que se debe aprovechar el momento generado la pandemia, cuyos efectos han impulsado a un grupo cada vez mayor de billonarios estadounidenses, quienes piden se cree un impuesto de esta naturaleza, lo cual se suma a la legitimidad que le da la publicación de las declaraciones de impuestos del presidente Trump, a la justificación de un impuesto a la riqueza en Estados Unidos, con el objetivo de financiar un programa de salud que cubra a toda su población, y de esta manera se logre reducir un poco la desigualdad económica en ese país, y que posteriormente su influencia económica y cultural en el resto del mundo, incentive a la creación de impuestos similares en otros países.

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