El rescate a las pequeñas empresas lo tendrá que hacer la iniciativa privada




Después de la pandemia del coronavirus, el tema del que más se ha hablado en México durante esta semana, es sobre el no rescate al sector empresarial por parte del gobierno federal, así como sus efectos en las pequeñas empresas que son las más vulnerables ante el desplome de la demanda de productos y servicios a causa de la cuarentena por el coronavirus, por lo que ante la falta de respuesta del gobierno ante esta situación, le toca a la población y a la iniciativa privada hacer algo al respecto, de la misma manera en que la sociedad y un gran número de empresas iniciaron un distanciamiento social temprano, cuando el gobierno federal aún no lo tomaba en serio a la pandemia.

Los programas de congelamiento de créditos implementados por la mayoría de los bancos mexicanos, es un ejemplo de lo que se puede hacer para reducir el efecto de la crisis provocada por el coronavirus.

Pues el motivo que movió a los bancos para implementar este tipo de programas no fue el altruismo, ni su interés por ayudar a la sociedad, sino una manera de salir lo menos golpeados de esta crisis, ya que al congelar los créditos de sus clientes se protegen a sí mismos de que se les incremente la cartera vencida, lo que les reducirá su liquidez, y la calificación de su salud financiera entre muchas otras consecuencias.

De igual manera, a como ocurre con los bancos, las pequeñas empresas son clientes de todo tipo de empresas de todos los sectores de la economía, que van desde proveedores y bancos hasta arrendadores de inmuebles, por lo que al igual que los bancos, todas estas grandes empresas que dependen de las pequeñas para vender, deberán proteger a sus clientes, o dicho en otras palabras su mercado.
Por lo que deberán de realizarse un sin fin de acuerdos entre particulares, que les permitan tanto a las pequeñas como a las grandes empresas sobrevivir a esta crisis, y volver a la normalidad lo más pronto posible cuando esta haya pasado..

Sin lugar a dudas, una serie de acuerdos entre particulares de este tipo, representarán un tanque de oxígeno para las pequeñas empresas, las cuales en su mayoría dependen casi al 100% de su venta del día para subsistir. Pero muchas pequeñas empresas no podrán sobrevivir a esta crisis, si el periodo de cuarentena se prolonga, y si no se implementa un paquete de rescate por parte del gobierno federal, aunque este tipo de medidas de la iniciativa privada sí pueden ayudar a la economía nacional a ganar tiempo, en lo que el gobierno federal entiende la situación.

Hasta este momento, algunos gobiernos estatales y municipales han implementado una serie de apoyos en su mayoría fiscales y pequeños créditos a pequeñas empresas, pero la capacidad de estos gobiernos es sumamente limitada y aunque la intención de estos gobiernos estatales y municipales es la correcta, simplemente no cuentan con los recursos necesarios para lograr un verdadero impacto que contenga los efectos de la cuarentena en las pequeñas empresas.

Por este motivo, es imprescindible y casi un tema de seguridad nacional, el que el gobierno federal aborde este problema en serio. Pero por desgracia primero es necesario que hagan a un lado la ideología casi religiosa, que les impide dimensionar las consecuencias a largo plazo de una quiebra masiva de empresas, las cuales emplean a 3 de cada 4 trabajadores mexicanos.

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