Como la inyección de 600 billones de dólares al sistema financiero de Estados Unidos (QE2), genero inflación en todo el mundo.

A finales de 2010, existía la posibilidad de que la economía de Estados Unidos entrara en un periodo deflacionario, lo que prolongaría la crisis aun más. Debido a esto el departamento del tesoro de ese país tomo la decisión de implementar una nueva inyección de capital con la finalidad de incentivar el crédito y que este a su vez impulse el consumo de ese país.

Si hacemos memoria la primera inyección de capital por parte del gobierno de Estados Unidos hacia su sistema financiero tuvo la finalidad de rescatar el sistema bancario debido a que estos se encontraban sobre apalancados y la caída de la bolsa de finales de septiembre de 2008 les diluyo su capital lo que puso en riesgo a todo el sistema financiero. Como principal diferencia esta nueva inyección de capital no fue dirigida hacia el capital de los bancos sino a la base de dinero que estos pueden prestar.

Pero ocurrió un problema un poco inesperado, debido a que el programa de inyección de capital (QE2) logro su objetivo los bancos ahora tenían mucho dinero para prestar, y no a quien prestarle, esto a causa del sobreendeudamiento en el que se encuentran la mayoría de los consumidores de ese país situación que también se encontraba presente en muchas empresas, por tal motivo ese dinero no pudo ser colocado en forma de créditos.

Una vez que los bancos disponían de un exceso de liquidez, tenían que hacer algo con ese dinero, por lo que decidieron invertir ese capital en los lugares más seguros posibles, motivo por el cual este término invertido en los mercados de deuda y de commodities, principalmente en metales, como consecuencia de esto el precio de estos commodities se incremento debido al aumento de su demanda.

Por lo tanto parte de la inflación que se debió haber generado en Estados Unidos por la inyección de capital fue exportada cuando gran parte de este capital fue invertido en commodities y en deuda de mercados emergentes. En México el alza en el precio de los commodities no ha tenido un impacto muy severo porque ha sido neutralizada en parte por la devaluación del dólar ante el peso.