La nueva estrategia del SAT hacia los grandes contribuyentes, es una decisión acertada, pero las declaraciones del presidente pueden desacreditarla


Walmart, FEMSA, IBM y América Móvil, son la cara más visible de la nueva estrategia del gobierno federal hacia los grandes contribuyentes del país, la cual ha provocado que estas empresas hayan liquidado sus adeudos pendientes ante el SAT, sumando 25 mil 828 millones de pesos lo recuperado por hacienda solo de estas cuatro empresas. Este cambio de estrategia es un claro contraste en relación a la manera en que los anteriores gobiernos permitieron que muchas empresas y personas, acumularan grandes adeudos de impuestos, debido a una muy flexible y discrecional aplicación de la recaudación de impuestos, la cual trato con mucha suavidad a las personas y empresas más ricas e influyentes del país.

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Por décadas, la principal queja de la ciudadanía hacia los diferentes gobiernos es la manera en que estos cobran impuestos, los cuales le cobran muy poco a los más ricos y casi nada a los más pobres, dejando la carga tributaria casi total del país en una cautiva clase media, a quien se le ajusta el cinturón cada vez que el gobierno en turno necesita incrementar sus ingresos. Hoy por lo menos podemos decir que la postura del gobierno está cambiando, y por lo menos se le está aplicando su obligación fiscal a los más ricos del país.

Por desgracia, estas buenas noticias no llegan en el mejor momento posible, pues llegan en medio de un escenario en el cual el gobierno federal muestra una postura muy hostil, hacia todo el sector empresarial, sin importar si se trata de grandes empresarios o propietarios de pequeñas empresas que prácticamente viven al día. La pandemia del coronavirus entre otras cosas ha desenmascarado esta versión hostil de la 4T, hacia el sector privado, que tanto habían intentado borrar desde la campaña, e incluso argumentaban que solo se trataba de un prejuicio plantado por sus adversarios políticos. 

La hostilidad del gobierno del presidente López Obrador hacia el sector privado, ha alcanzado su pico más alto debido a las declaraciones del presidente, sobre el no brindar ningún tipo de apoyos, incentivos fiscales, ni prórroga en el pago de impuestos, a las empresas que están en riesgo de quebrar como consecuencia de la cuarentena causada por el coronavirus, al mismo tiempo en que anuncia que su gobierno se limitará a hacer llegar sus programas sociales a las personas que ya los reciben, incluso dejando fuera de consideración a los trabajadores del sector privado, de los cuales por lo menos un millón de ellos, perdieron sus empleos o sus ingresos y han caído o están por caer en condiciones de pobreza.

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En este punto de mi explicación, debo hacer hincapié en que el cambio en la estrategia de recaudación de impuestos, no es una muestra de hostilidad hacia el sector privado, pues simplemente se trata de aplicar las leyes fiscales a los grandes contribuyentes, quienes gracias a su poder económico o influencia en las campañas políticas, recibían condiciones privilegiadas de las autoridades que les permitieron evadir gran parte de su pago de impuestos, a diferencia de los contribuyentes más pequeños, a quienes históricamente se les ha aplicado todo el rigor del estado en el cobro de impuestos. Pero las declaraciones del presidente y su postura en los demás temas mencionados, no solo harán ver la estrategia fiscal como otra postura hostil hacia el sector privado, sino que les dan argumentos a los empresarios para desprestigiarla.

Por esta razón es importante que el gobierno federal, mejore su comunicación en materia de su relación con el sector privado, principalmente en este momento en que la economía del país está por reabrir después de la cuarentena, y serán necesarias medidas anticíclicas que reactiven la economía, las cuales deben ser financiadas con impuestos o con deuda pública. En otras palabras, hoy más que nunca el gobierno mexicano requiere mantener sus niveles de ingresos, para poder operar, gobernar al país y ofrecerle servicios, y programas públicos a su población. Pero la que a mi punto de vista es una de las pocas acciones acertadas de este gobierno, está en riesgo de ser desacreditada por declaraciones que atienden más a una ideología que a la realidad que estamos viviendo.

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